Mentores y Discipulado para creendes
Imagina una iglesia donde cada persona tiene un mentor personal, y al mismo tiempo, cada uno también es mentor de una o más personas.
Esto es lo que significa el discipulado: no caminamos solos en nuestra vida de fe, sino que nos animamos y apoyamos mutuamente.
En las siguientes páginas, encontrarás una guía para personas nuevas en la fe. Pero, ¿cómo funciona el discipulado para aquellos que ya son creyentes?
Queremos establecer estructuras de mentoría para facilitar esto.
¿Cómo funciona?
Te reúnes regularmente con un líder o un amigo cristiano. No se trata solo de enseñanza, sino de vivir la fe juntos.
- Puedes compartir tus preocupaciones y preguntas, y tu mentor orará por ti.
- Tienes la oportunidad de confesar tus pecados, y tu mentor puede proclamar el perdón sobre ti.
- Juntos, determinan el siguiente paso en tu camino de fe.
- En vuestra próxima reunión, podéis hablar sobre cómo lograste alcanzar tu objetivo. Después, puedes integrarlo firmemente en tu vida en las próximas semanas y establecerte un nuevo objetivo.
Este próximo paso puede ser un pequeño desafío personal. Puedes usar los cuatro puntos de nuestra visión como guía:
Busca a Dios – Estudia la Biblia – Vive el discipulado – Predica el evangelio
Pasos concretos
Estos cuatro puntos te ayudan a reflexionar regularmente sobre tu fe y establecer nuevas metas. Aquí hay algunos ejemplos:
1. Busca a Dios
- ¿Cómo es tu vida de oración? Dedica un tiempo diario a la oración.
- Si ya oras regularmente, profundiza tu tiempo de oración, por ejemplo, 30 minutos al día o tres veces al día por 20 minutos cada vez.
- Practica escuchar la voz de Dios en silencio. Escribe versículos bíblicos o imágenes que vengan a tu mente.
- Si tienes un don especial en la oración, comprométete a practicarlo diariamente.
- Enfócate en un tipo específico de oración, como la adoración o la intercesión por tu familia, amigos o la dirección de tu iglesia.
2. Estudia la Biblia
- ¿Cómo te relacionas con la Palabra de Dios? Establece metas como:
- Leer uno o más capítulos diariamente.
- Escribir ideas y reflexiones sobre lo que lees.
- Orar a través de la Escritura y aplicarla en tus oraciones personales.
- Memorizar un versículo bíblico cada semana.
3. Vive el discipulado
- Pide al Espíritu Santo dirección para tu vida cada día.
- Considera cómo puedes aplicar las enseñanzas de Jesús en tu vida diaria.
- Encuentra un mentor con quien reflexionar regularmente sobre tu camino de fe.
- Fija metas concretas para avanzar en tu vida espiritual.
- Ora para que Dios te muestre a alguien a quien puedas guiar en la fe.
- Reúnete regularmente con un discípulo, ora por él y anímalo en su camino de fe.
4. Predica el evangelio
- ¿Cómo cumples el mandato de Jesús de hacer discípulos?
- Esté siempre listo para compartir el evangelio.
- Invita regularmente a personas a tu iglesia o participa en evangelización.
- Camina cada día con ojos abiertos y un corazón en oración, listo para hablar de Jesús.
- Practica compartir tu testimonio personal sobre cómo Dios ha cambiado tu vida.
Estos son muchos puntos, pero no se trata de cumplir reglas, sino de experimentar que la fe significa crecimiento. Hemos dado solo algunos ejemplos; puedes establecer metas similares o completamente diferentes. La mentoría está para ayudarte: a menudo hacemos planes, pero nos cuesta cumplirlos. Juntos, experimentamos la fuerza y la motivación para avanzar realmente.
Si tienes un mentor con quien te reúnes regularmente, puedes comenzar a orar por quién podrías ser un mentor en la fe. Si es alguien nuevo en la fe, podéis trabajar juntos en las cuatro etapas de la escuela de discipulado en vuestros encuentros. Si ya lleva más tiempo como cristiano, simplemente haz lo mismo que haces con tu propio mentor. Ante cualquier duda o inseguridad, siempre puedes hablar con un líder de la iglesia.
El discipulado significa crecer en la fe juntos y animar a otros a hacer lo mismo. ¿Estás listo para dar el siguiente paso?